Por cada niño que en la guerra matan,
por cada niño que muere en la miseria,
yo me averguenzo de vivir en mi casa,
yo me averguenzo de comer en mi mesa.
De sentir la brisa sobre el rostro,
sin hacer otra cosa que sentirla,
apaguemos la música un momento
encendamos una vela en la ventana,
unámonos para pedir a Dios
que acabe esta matanza.
Dejemos que los niños sigan vivos,
démosle tiempo para respirar
y ver crecer la hierba,
bañarse en el mar en el verano,
sentir la lluvia sobre su cabeza,
mirarse en el espejo,
montar en bicicleta,
jugar con sus amigos,
ir a la escuela,
crecer y decir Madre,
sintir las caricias de una mano,
ENAMORARSE.
4 comentarios:
me encanta sigue escribiendi isabel
Gracias, eres una bendita.
Los niños son tan verdad, que merecen gozar de una niñez a su medida, rodeados de amor y sin carencias.
Si cuidamos a los niños, estaremos poniendo un granito de arena, para mejorar el mundo.
Que razón tienes noche, los niños son un regalo, que a veces no sabemos apreciar. Un saludo.
Publicar un comentario